jueves, 6 de noviembre de 2008

El arte de manipular y la manipulación del Arte

No podía estar más de acuerdo... Los grandes centros de poder son los grandes centros de manipulación, porque es a través de éstos por donde nos llega la información hoy en día.

De hecho, no hay más que probar a ver qué programación hay un simple viernes por la tarde o cualquier otro día de la semana: telefilms, series muy encasilladas (y encasilladoras), programas de pasatiempos y documentales de relleno (y que, irónicamente, es lo único "cultural" que se pueda ver), noticias...y, cómo no, la Ración Doble Completa Diaria de cotilleos (eso que se empeñan en llamar "prensa" del corazón) acompañada de otras dos suculentas raciones dobles de eso que también se empeñan en llamar "tele-novela" (y que poco tiene que ver con la literatura salvo en el guión). Lo peor de todo no es que nos hagan tragar todo esto y más (los reality-shows son todo un ejemplo de manipulación mediática)...sino que, como ya dije antes, tenemos el poder, ¡y no hacemos nada por cambiarlo!

Sin embargo, el arte sirvió y sigue sirviendo hoy en día de puente que nos permite cruzar la frontera mediática, y nos abre paso a la realidad. Incluso nos da la libertad de poder expresarnos sin casi miedo a represalias, y precisamente "gracias" a las múltiples manipulaciones que han obrado para conseguir que todo lo artístico pareciese válido: todo vale en el arte, nos hacen creer continuamente... De todos modos, y también a causa de esto, el arte sigue siendo un arma de doble filo, pues lo que resulta liberador puede ser utilizado como instrumento hacia las masas, "contaminando" sus ideas y obligándolas a proyectar lo que supuestamente se tomaba con libertad. ¿Quién es el responsable de ésto, y por qué? No hay duda alguna: el poder. Ese mismo poder que obligaba a los artistas a representar imágenes de la Iglesia Católica en tiempos de Lutero, o a trabajar para la nobleza si querían asegurarse el pan de mañana; hoy en día tendríamos como ejemplo a los autores que se cobijan bajo la "protección" de las sociedades de gestión de derechos de autor, algunos de los cuales (no todos) actúan como veraderos mercenarios para éstas en pro de un beneficio que, por desgracia, sólo llega a unos pocos... pero también nosotros por dejarnos manipular de esa manera: la figura del crítico de arte y del artista que acaba dependiendo de él para poder seguir en la cima son por desgracia muy comunes hoy en día.

Insisto, no vemos el peligro: lo mismo que el arte puede advertirnos de las desgracias que no deben volver a ocurrir, también puede propiciarlas, sobretodo si el único uso que le damos es el de entretenernos, hacer que nos desviemos un poco de la dura realidad. Nos distrae...y acaba por convertirse en un velo en el que confiar. Vivimos engañados también con la falsa promesa de que, en un futuro próximo, lograremos estar en la cima (si estamos de parte del poder), cuando la verdad es que eso no siempre va a depender de nosotros; a veces las circunstancias se nos podrán poner en contra, y entonces sólo tendremos dos opciones: resignarnos y aceptarlo como nuestro destino, o luchar por mantener u obtener un nuevo futuro para nosotros mismos...
Renovarse o morir, esa es la cuestión.

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