jueves, 30 de octubre de 2008

Eso que llaman "Pensamiento Crítico" (y que parece que se ha perdido)

Ahora en serio, vamos a empezar hablando de lo que se lleva diciendo en la clase estos primeros días: el Pensamiento Crítico. Como podemos sospechar, tiene mucho que ver con la filosofía, especialmente con Kant (que me encanta, por cierto). El pensamiento crítico es el modo que llevamos utilizando desde casi la Prehistoria para analizar las cosas y situaciones que nos rodean o pasan, y principalmente es la base del llamado Método Científico o también "Método Socrático". Se usa mucho en el ámbito de las ciencias por ser un tipo de análisis púramente objetivo, por lo que es dificil que acabe "contaminado" de la opinión personal de quien lo use. En el ámbito filosófico suele usarse para deshacer ambigüedades, detectar argumentos y diferenciar las falacias (contenido no veráz) de aquello que consideramos cierto. Un pequeño ejemplo útil para que se pueda entender lo que digo: todos sabemos, que, por regla general, todos los cuervos son negros. Pero, ¿y si en algun lugar remoto hay un cuervo blanco, y no lo sabemos? Entonces el argumento todos los cuervos son negros sería inválido; por tanto, y para evitar falacias, debemos empezar buscando el caso contrario (el cuervo blanco) para poder dar por válida la afirmación anterior; es decir, debemos buscar el caso opuesto para poder dar por válido un pensamiento o idea, y así aclarar las dudas, puesto que el lenguaje da lugar a muchas confusiones, y más aún sin el contexto adecuado.
Hasta aquí la pesada teoría; en la práctica, el ser humano siempre ha contado con la tradición oral para contrastar versiones de distintos sucesos, y eso ha sido vital para nuestra supervivencia durante siglos. Imaginaros la siguiente escena: los ancianos de una tribu prehistórica se reúnen frente al fuego en la noche, y los jóvenes alrededor para escuchar sus experiencias. Mientras charlan, los jóvenes preguntan a los viejos, y uno de ellos dice haber visto algo extraño y que no conoce, una especie de animal nuevo. Entonces los ancianos empiezan a hablar entre ellos hasta llegar a la conclusión de qué puede ser lo que el joven que pregunta vió realmente. Intercambian preguntas entre sí hasta dar con ello, e incluso discuten si es peligroso, no es peligroso, dañino o benévolo, sano o perjudicial... Y, casi sin saberlo, llegan a crear una auténtica "base" de conocimiento completa acerca de lo que el individuo en cuestión ha narrado. En la actualidad ya no hay esa necesidad, hay demasiada información en todas partes y llegamos muchas veces a creer que lo sabemos todo y muy bien (cuando no siempre es así). Solo volvemos a ese debate original cuando un tema se vuelve transcendente, creemos importante o sólo interesante, como la política, el exceso de coches en las carreteras o incluso la ropa de la última modelo o actriz que salió en la portada de una simple revista. También cambió el contexto, puesto que ahora la charla se hace en torno a un café, frente al televisor o a través de un chat o foro de Internet.
Sin embargo, parece que hemos perdido la visión del peligro como tal. Ya no es un riesgo que se sufre, sino más bien un pequeño contratiempo o bache (puesto que estamos rodeados de comodidad, y ésta nos impide ver las cosas con claridad, como una especie de velo). Somos tan "cómodos", que teniendo el poder de gobernar con soberanía propia en nuestras manos preferimos encomendar esta acción a alguien elegido al azar, y que en la mayoría de los casos ni siquiera conocemos. Casi como la viejita que, confiada, le pide al primer chaval que pase por su lado si le hace el favor de teclear por ella el PIN de su tarjeta de crédito, puesto que ella casi no puede ver bien... Y luego nos quejamos, claro. Pero en fin, eso...será otra historia (y que más adelante contaré).

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